Gestoria declaracion renta

 

Las consecuencias de las infracciones a la hora de pagar a Hacienda, que no siempre son detectadas por la Administración, son siempre las mismas: pagar la cantidad resultante de cumplimentar la Declaración de la renta siguiendo las pautas establecidas, y además una multa. No declarar ingresos a los que por no tratarse de cantidades elevadas se les concede poca importancia, suplantar la identidad de otra persona, atribuir bienes o patrimonios a otra persona y ocultar o falsear datos al rellenar la Declaración son algunas de las argucias más comunes para no pagar al fisco todo lo que corresponde. Los fraudes y estafas a Hacienda son numerosos y buena parte de ellos finalizan en cuantiosas sanciones contra el infractor. Recuerde que la declaración de la renta es un trámite que tenemos que hacer frente y desde nuestra gestoría le ayudamos a rendir cuentas al fisco.

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Antes de presentar la Declaración de la Renta conviene asegurarse de que toda la información consignada es correcta Aunque en ocasiones el fraude es intencionado y el infractor es consciente del riesgo que asume, lo más común es que estos ardides no sean sino lapsus, errores a los que -por poco relevantes en términos económicos- apenas se les concede importancia. El problema es que generan graves consecuencias para quienes los cometen. Basta con que la Agencia Tributaria cumplimente una Declaración paralela del IRPF de cualquier ciudadano para percatarse de que ha introducido datos erróneos o en apartados incorrectos. Antes de presentar la Declaración de la Renta conviene asegurarse de que toda la información consignada es correcta y está colocada en la casilla adecuada. Las penalizaciones por posibles errores parten de los 50 euros pero pueden superar los 100.000 euros, en función de su gravedad.

Todas las infracciones se resumen en la siguiente: ocultar o falsear datos en la Declaración de la Renta. Como la forma de infringir la norma fiscal puede ser muy diversa, lo es también la cuantía de la sanción. Una de las trampas más habituales consiste en no hacer del todo bien la Declaración del IRPF y, con ello, pagar menos de lo debido a Hacienda. Pero basta, por ejemplo, con no declarar los ingresos procedentes de un segundo pagador, por insignificantes que puedan parecer, para ser merecedor de una sanción. En concreto, la multa por declaraciones incompletas, inexactas o con datos falsos es como mínimo de 150 euros. La ocultación, la peor estafa La infracción será leve cuando la base de la sanción sea inferior o igual a 3.000 euros o cuando, siendo superior, no exista ocultación. Ahora bien, si se han utilizado facturas, justificantes o documentos falsos la infracción no se considerará leve.

La sanción por infracción leve consiste en una multa cuyo importe es el 50% de la cantidad que se ha dejado de pagar a Hacienda. La sanción pasa a considerarse muy grave cuando se comprueba que el infractor ha utilizado medios fraudulentos Si a un contribuyente le corresponde pagar 2.000 euros como resultado de su Declaración y, por ejemplo, no los ha ingresado a tiempo (en el plazo para la presentación del impuesto, abierto hasta el 30 de junio), la multa de Hacienda ascenderá a 1.000 euros, con lo que deberá ingresar 3.000 euros. La infracción se convierte en grave cuando la base de la sanción es superior a 3.000 euros y existe ocultación. Quien la cometa y sea descubierto deberá pagar una multa de entre el 50% y el 100% de la cantidad que se dejó de pagar a Hacienda. Y pasa a considerarse muy grave cuando se comprueba que el infractor ha utilizado medios fraudulentos. Es entonces cuando, sobre la base de la sanción, se sumará una multa de entre el 100% y el 150%.

Si el contribuyente que debe ingresar a Hacienda 6.000 euros como pago de sus impuestos, no lo hace y además falsea documentación, la sanción puede ascender a 9.000 euros, a los que habrá que sumar los 6.000 euros que debe recaudar Hacienda. En total, la Agencia Tributaria reclamaría 15.000 euros. En el supuesto de que el contribuyente hubiera recibido una devolución de Hacienda sin merecerla, la sanción por no informar de esta circunstancia ascenderá al 100% de la cuantía que debería haber ingresado a la Agencia Tributaria. Trasladándolo a cifras: si quien debe pagar 500 euros, en lugar de hacerlo, recibe una devolución de 1.000 euros, no lo notifica y es pillado por la Administración, tendrá que devolver los 1.000 euros cobrados indebidamente, pagar los 500 euros que le correspondían y, además, hacer frente a una sanción adicional de otros 500 euros.

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