Renunciar a una herencia
Los interesados en renunciar a una herencia no podrán hacerlo hasta que el causante haya fallecido, siendo una decisión definitiva que debe formalizarse ante un notario.
Cuando una persona fallece es algo duro para los herederos que deben quedarse pasando el luto y gestionando el tema burocrático. La herencia legítima es la parte de los bienes y los derechos que un testador no puede disponer con libertad. Es por esto que los herederos forzosos tienen reservada por ley una pequeña parte del legado. En este grupo encontramos a los descendientes, ascendientes y el cónyuge del difunto, siguiendo un orden determinado en función del grado de parentesco. Esta lista la encabezan los hijos, que tienen derecho a dos terceras partes del conjunto de bienes y propiedades.
Esto se establece en el artículo 806 del Código Civil, que define la herencia legítima como "la porción de bienes que el testador no puede disponer por estar reservada para determinados herederos, llamados por esto herederos forzosos". Por ello, esta parte de la sucesión es inviolable para todos aquellos que no pertenezcan a este núcleo.
A escala general, la herencia legítima consiste en un 50% del total de la herencia y el resto del porcentaje con libertad de distribución. En el caso de no tener hijos se va descendiendo puestos en la línea de sucesión, respectivamente. Sin embargo, el cálculo de esta sección del legado conlleva tener conocer diferentes rasgos a tener en cuenta.
Más allá de los bienes hereditarios, los sucesores deben sumar el valor de los bienes donados por el fallecido, teniendo en cuenta el tiempo de la donación y actualizando su importe al tiempo de liquidarse la herencia. No obstante los gastos de alimentación, educación y asistencia médica de familiares dentro del cuarto grado no serán tenidos en cuenta por las autoridades si estos pueden comprobar su situación de vulnerabilidad. Además, el testador tiene la posibilidad de hacer desembolsos de esta clase aunque no tengan la obligación sin que computen para la suma de sus bienes totales.
Por todo esto, la parte legítima de la herencia no se puede tocar, es decir, que el testador no puede establecer ningún impuesto ni imponer condiciones de ningún tipo. La única forma de quitar al heredero forzoso su herencia es desheredándolo, aunque para que esto se de tienen que darse causas recogidas en el Código Civil. Entre estos supuestos que están vigentes son haber presionado, amenazado o ejercido violencia a la persona causante durante a redacción de su testamento.
Sin embargo, los herederos forzosos también tienen la posibilidad de renunciar a su herencia, no obstante la decisión es definitiva y debe ser formalizada por escrito ante un notario. Aunque hay que tener en cuenta que el procedimiento no puede comenzar hasta que la persona dueña del testamento haya fallecido. Si no fuera así, todos los implicados deberán tener en cuenta las consecuencias establecidas en el Código Civil. Este sanciona con nulidad completa el acuerdo entre el testador y el sucesor, además que la renuncia debe ser hablada antes del comienzo del proceso de sucesión.
En resumen, la renuncia al testamento es correcta siempre y cuando se haga cuando el testador haya fallecido. Por ello, los familiares deben dejar señalada su decisión en un documento público para que sea clara y definitiva. Además de que las acciones para procesar los derechos caducan en un plazo de cinco años tras la muerte del causante o desde la declaración de la herencia.
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Artículo escrito por Guiomar Peña Díaz